UNOS PASOS MÁS…
Y llegamos a la sorpresa: una fuente -la de San Buenaventura- con la fecha de 1865 construida para rememorar la batalla del Moclín contra las tropas francesas. Además, estamos en un agradable soto donde los pájaros cantan sin cesar. Un poco más y hemos llegado al páramo. Hay una casa de campo con algunos cipreses, un olivar y su almazara. En buena parte de la llanura de este paramillo, antaño se situó el ejército francés para dar batalla a los españoles que estaban en Rioseco y a los ingleses que venían por el Moclín desde Palacios. El ras está a la misma altitud que el páramo hermano de los Torozos -del que se separó hace unos pocos millones de años- pero aquí, en Medina de Rioseco, éste es el Páramo por excelencia. Y goza de preciosos miradores, cosa que además de señalarlo el topónimo de la ladera Sur -Buenavista-, lo hemos podido comprobar sin la menor duda. El único camino que hay -hacia el Este- nos conducirá hasta la asomada del Moclín.